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viernes, 12 de noviembre de 2010

Aikido con Pedro Hernández (I)

Hoy vengo a contaros cómo son las clases de aikido que imparte Pedro Hernández, sensei del Dojo Tenchi de Murcia. Ya os he hablado de ellos a través de la exhibición que hicieron el año pasado en el Salón del Manga de Murcia y, también os indiqué en otra entrada su página web.

Tras conocer que iban a volver a hacer una exhibición en el II Salón del Manga de Murcia, me puse en contacto con Pedro para ver si era posible asistir a una clase impartida por él. Al principio pensé que la clase sería con adultos pero, cuando hablamos por teléfono me dijo que ese día tenía clase con niños entre 8 y 12 años a una hora y otra entre 12 y 16 años y, sinceramente, me resultó mucho más interesante poder observar estas clases.




La clase con los más pequeños ha sido mucho más entretenida. Según me ha contado Pedro, para los niños, que son más inquietos y les cuesta más concentrarse, es necesario cambiar a menudo de movimiento, los niños se divierten mucho aprendiendo lo que Pedro les enseña.

Otro detalle que he visto y que es esencial en el aprendizaje (no sólo de este arte marcial sino de cualquiera), es que lo primero que enseñan es a saber caer, de esa manera, evitan golpes innecesarios y malas caídas.

Nada más llegar Pedro me ha indicado lo que le aporta el Aikido a los niños, yo, para no errar en mis comentarios, voy a copiarlo literalmente:

1.- Potencia el carácter lúdico recreativo del desarrollo de las escuelas deportivas fomentando hábitos saludbles entre los escolares a través de la actividad física.

2.- Fomenta la disciplina y el respeto mutuo mediante una actividad que genera el conocimiento propio y la relación con el contrario. Sin generar confrontación, competición ni lucha; permitiendo un control de la situación. (En mi opinión esta particularidad es muy satisfactoria porque enseña a los niños a que el aikido no es un "armas" para agredir sino que sirve para meditar y evitar situaciones de mayor conflicto, ya sea interior o con tus semejantes).

3.- Proporciona aspectos relacionados con la psicomotricidad, lateralidad y desarrollo físico de los menores.

4.- Favorece la atención y la concentración permitiendo el análisis y la gestión de las emociones a la hora de desarrollar un trabajo físico donde lo importante es poder aprender a relacionarse.

5.- Conectar con nuestro cuerpo y con las emociones de éste para ofrecer una respuesta no violenta ante la confrontación; fomentando el desarrollo personal y social de los participantes.

6.- Previene a nivel primario el desarollo de conductas poco saludables entre los adolescentes. Establece los mecanismos necesarios para fomentar una vida saludable, el desarrollo de habilidades sociales y el establecimiento de estrategias de resoución de conflictos.

Después de lo que he visto durante las clases y los seis puntos que he expuesto, creo que el aikido sería el arte marcial adecuado para encontrar paz interior y aprender a evitar situaciones innecesarias. Te ayuda no sólo a mantener un cuerpo saludable por el mero hecho de practicarlo sino que, en la vida cotidiana, te ayuda a afrontar los problemas y las situaciones comunes desde otro punto de vista.

Pedro ha comentado que el aikido te ayuda muchísimo a meditar, te hace estar concentrado en los movimientos de los demás, de tener los cinco sentidos activos a cada momento y ver la vida de otra manera. Sinceramente, después de salir de las dos clases que he visto, sin haber practicado nada de este arte marcial, he salido del recinto con una sensación de paz que me ha sorprendido a mí misma.

Durante la clase he podido observar la experiencia y la sabiduría de Pedro en este arte. Siendo 4º DAN Aikidiai Honbu Dojo y practicando aikido desde hace 20 años, podía saber perfectamente si los niños practicaban la técnica desde ambos sentidos (izquierda y derecha), sólo por verles caer, ya lo sabía. Incluso felicita a los niños cuando lo hacen bien y les llama a todos por su nombre, creo que cualquier niño que quiera practicar el aikido se lo pasaría bien con él porque no sólo es un gran sensei sino que además, sin dejar de mostrar su autoridad como tal, bromea con los niños y les hace sentir parte de un todo. Eso es, realmente, magnífico.


Como esta entrada se ha hecho bastante larga, continuaré explicando la siguiente clase a la que he asistido (entre 12 y 16 años) para la siguiente, en la que podremos contar, no sólo con la experiencia de Pedro Hernández, sino también con Guillermo Navarro y Manuel Navarro, estudiantes del Dojo desde hace 5 años y 2 años respectivamente.


Continuará...

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