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miércoles, 2 de septiembre de 2009

¿Decepción o traición?

Alguna vez en nuestras vidas, todos nos hemos sentido decepcionados. Hay muchos tipos de decepción: no conseguir llegar a tiempo a ver una película, no obtener el resultado esperado en un examen, no disfrutar como te hubiera gustado de una noche en la playa y muchas otras cosas pero, la peor decepción que puedas sentir, es la que te produce una persona muy querida.

Empiezas una amistad con alguien que se cruza en el camino de tu vida, conforme van pasando los días, te vas sintiendo cada vez mejor con esa persona, al principio tampoco le cuentas demasiadas cosas personales pero, conforme vas teniendo más confianza, empiezas a tratar a esa persona ya no sólo como un conocido, sino, como alguien más especial, un amigo.

Confías en él/ella, empiezas a sincerarte más, a contarle cosas más personales, alegrías, ilusiones, metas, penas, preocupaciones, sólo por el hecho de que ya no es un conocido, sino un amigo. Una persona que está ahí para cuando la necesitas, en los buenos y malos momentos, siempre apoyándote en todo lo que pueda.

Pasan los años y, aun habiendo tenido tus más y tus menos con él/ella, sigues apreciando muchísimo a esa persona y, entonces llega el día; ese día tan temido por ti, el día en el que descubres que, todos esos secretos, desventuras, penas, alegrías y sentimientos son desvelados por esa persona traicionando tu confianza y amistad.

¿Qué hacer al respecto? No sabes cómo actuar, te sientes tan decepcionado y traicionado que no dejas de darle vueltas a la cabeza pero, ¿Y si lo que cuentan no es cierto pero los demás se lo creen? ¿Qué haces? ¿Y si esas mentiras afectan a más personas? ¿Qué haces? Empiezas a preocuparte más de la cuenta y eso te hace sentir impotencia, no poder hacer nada al respecto y, lo único que te queda, es dejar pasar el tiempo y darte cuenta de que, realmente, nunca te consideró un amigo o alguien especial.

Es triste, ¿verdad? Pero en esta vida, te encuentras con gente que te quiere y gente a la que no le importas nada en absoluto, por mucho que hayáis compartido momentos estupendos y momentos duros y, aunque a veces las cosas que cuenten sean completamente inciertas, la gente que se entera se las cree sin parpadear porque, por el simple hecho de saber un cotilleo se sienten satisfechos, si saber si es verdad o no y, por supuesto, sin pensar en cómo se tiene que sentir la persona o personas afectadas.

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