Páginas

miércoles, 13 de enero de 2010

Keisha y Luna

No había hablado aún de ellas pero, tengo que decir que son dos preciosidades. Son las dos perritas de mi hermana Esther y mi cuñado Pedro.

A Luna la he apodado "la mopa", porque cada vez que la llamas se acerca a tí arrastrando el culo y, con todo el pelo que tiene, parece que está pasando la mopa por el suelo, es una monada. Pero no contanta con ese único mote, tiene otro más "lametones", ¿Por qué? Porque cuando la coges para acariciarla, empieza a sacar la lengua para chuparte, además de que parece que la tiene enorme porque cuando piensas que ya no va a alcanzarte "zas" te encuentras un lametón en toda la cara.




Keisha es algo más "rabúa", tiene más carácter y, si ella no quiere, no se te acercará por mucho que la llames. Al principio, parecía que no se quería acercar a mí, no había manera de que quisiera estar conmigo un ratito pero, después de pasar unos días en casa de mi hermana, se ha convertido en la perrita más cariñosa que ha visto el mundo.


Le encanta estar encima tuya, acostada, sólo sintiéndote debajo suya. Le encanta jugar y le encanta que la acaricien. Tiene algo de parecido a su hermana Luna, y es que también le gusta chuparte de vez en cuando, eso sí, no tanto como a Luna (gracias a Dios). :D

Desde aquí darle muchas caricias para ellas y que sepan que tiene un rinconcito de mi corazón que es todo suyo.

2 comentarios:

  1. Pues no sabes la última de tus alegres sobrinicas perrunas.
    Ayer tuve que quedarme a comer en Murcia. Pedro se preparó la comida, entre otras cosas ensalada, lo dejó todo preparadico en la mesa y bajó al chino a por un bote. Tardó nada pero, cuando entró, se encontró a Luna subida al sillón negro y con las patas apoyadas en la mesa. El le dijo que a donde iba y, cuando se disponía a sentarse a comer, se percató de que habían unas gotitas como de aceite desparramadas por la mesa. A todo esto, él en fuera de juego total, preguntándose cuando había manchado la mesa pues no lo recordaba hasta que se fijó en que faltaba ensalada, las perricas se relamían los morros y sus panzas estaban inchadicas. Alucinó en colores. Han aprendido que la mesa, eso que tanto les llamaba la atención porque no sabían lo que allí ocurría y no veían desde su posición, es alcanzable subiéndose previamente al sillón y, desde el brazo del mismo, alcanzar la cumbre tan deseada de explorar y que les descubrió un paraíso de olores, sabores y colores. Se quedó sin ensalada.
    Cuando yo llegué por la noche, ¡aún tenía Luna la panza hinchada! Jajajaja ¿Te lo puedes creer? Eso sí, están con vomitona desde ayer, no querían sopa pues ale tres tazas y malestares.
    Son más listas que el hambre las jodías, no saben lo que inventar y, cuando uno piensa que ya no te pueden sorprender más, allá que llegan las yorkis a darte una colleja en toda regla y decirte “calla, aún no has visto nada”.

    Besicossssssssssssssssss casi helados pero ahí te los envío :-P

    ResponderEliminar
  2. Claaaarrrrooooo !!!! Qué te pensabas??? que iban a quedarse tranquilitas ellas sólas??? Eso no te lo crees ni tú, pero eso sí, me imagino a Pedro alucinado y diciendo que es increible lo que ha pasado, jejeje.

    Un besico desde el norte que también hace mogollón de frío.

    ResponderEliminar